4 cucharadas de aceite de oliva
1 pollo de 1,8 kg cortado en 8 trozos
Sal y pimienta
40 dientes de ajo, pelados y sin el extremo duro
1/2 taza de vermú extra seco
3/4 taza de caldo de pollo
1 cucharada de estragón fresco picado
Calentar el horno a 175 °C.
Calentar el aceite en una olla holandesa de 6 litros a fuego medio-alto. Sazonar el pollo generosamente con sal y pimienta por todos los lados. Añadir a la olla y cocinar sin tocar hasta que la piel esté dorada y se puedan dar la vuelta las piezas sin dificultad. Dar la vuelta solo una vez.
Pasar el pollo a una fuente de horno de 20x20 cm y reservar.
Añadir el ajo a la olla y cocinar hasta que se dore en algunos puntos, unos 5 minutos. Añadir el vermú y cocinar, raspando el fondo de la olla, hasta que se reduzca ligeramente, unos 2 minutos. Añadir el caldo de pollo y llevar a ebullición. Pasar la mitad de los dientes de ajo a la fuente de horno. Machacar los dientes de ajo restantes en el caldo y verterlos sobre el pollo.
Hornear hasta que esté glaseado y tierno, de 25 a 30 minutos. Decorar con estragón y servir.
Pollo con 40 dientes de ajo. Solo con escribir esas palabras puedo oler el aroma que aún persiste en mi casa. Este clásico plato rústico francés es generosamente rico en sabor. Una receta antigua pero súper deliciosa que de alguna manera no está adornando nuestras mesas tanto.
Hice un pequeño cambio y de 40 dientes de ajo, agregué al menos 70 dientes de ajo. Sin embargo, no dejes que las cantidades de ajo te intimiden. Una vez que los tengas en el horno perderán el picante y mantendrán la dulzura suave. Combinado con el vermú blanco extra seco. tienes una combinación que estallará en tu boca con sabor.
De origen provenzal, sur de Francia, este plato es muy fácil de hacer. Fue introducido en este país a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970 por el gran chef estadounidense James Beard.
La comida reconfortante perfecta para el otoño.
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